“El corazón regula el clima de esta tierra”

Tener el clima, las condiciones o las circunstancias que favorezcan el crecimiento de nuevas sociedades éticas y comprometidas con generaciones venideras, será el resultado de la regulación en nuestro corazón que, como individuos, podamos hacer.

 Cuando hablo de corazón, describo lo siguiente: núcleo principal, centro, medio, ánimo, espíritu, alma, esfuerzo, fortaleza, valor, ímpetu, coraje, voluntad, decisión, benevolencia, caridad, amor, afecto, sentimiento, sensibilidad, magnanimidad, etc.

 Nuestra realidad actual puede estar condicionando y regulando nuestro corazón y, una de las amenazas más fuertes que debemos identificar y superar, porque nos limita avanzar, es la decepción. Esta, ocasiona la pérdida de posesión. Me permito citar las diferentes connotaciones de este término: tenencia, propiedad, heredad, hacienda, pertenencia, territorio, colonia, mandato, establecimiento, dominio o consolidación de nuestra vida en plenitud. Esta variedad de significados es importante para valorar las consecuencias de una decepción. En tal sentido, un corazón decepcionado puede hacer que pierdas el norte de tus días.

 Encontrar la forma de que tu estructura interna determine tu configuración externa y logre influir la realidad inmediata por una nueva que construyas, es la salida a un camino de infinitas y nuevas oportunidades. Ahora, ¿cómo encontrar la forma de hacerlo?

Puede sonar desgastante hablar del corazón humano, pero no hay nada más erróneo que pensar, por ejemplo, que el gran problema de nuestras naciones se debe a nuestras políticas, o a nuestras economías. Es erróneo pensar que se debe al color de piel o al tipo de raza, a la influencia o intervención de países o continentes enteros. Todo lo anterior es consecuencia de algo mayor. Nuestra contrariedad ha sido siempre, el corazón humano, el corazón del hombre.

El corazón puede ser: engañado, desanimado, despertado, sabio y entendido. Con deseos correctos o malos, alejado, sujetado o asentado para concebir planes, deleitado en Dios, hipócrita, obstinado, alzado, confuso, feliz, oprimido, suave, intimidado, terrificado, derretido, alegre, jactancioso, agujerado, sanado, quebrantado, temeroso y atónito, inclinado, resuelto, cuestionado, flojo, íntegro, recto y leal o lleno de declaración. Puede lamentarse o cantar.

Regular nuestro corazón y hacerlo fuerte en función de generar los individuos que nuestras sociedades requieren, implica una vida de disciplina para lograr aquello que deseamos. Significa establecernos patrones y leyes inquebrantables en nuestra estructura interna. Así que nuestra ley, pudiese implicar:

  • Valores internos rigiendo nuestras vidas.
  • La jornada es hasta terminar.
  • Somos guerreros, peleamos y no cedemos terreno.
  • No es momento de retroceder, más bien es un tiempo de avance agresivo.
  • Compromiso y pacto para nuestra gente.
  • No hay límites.
  • Respeto mutuo emparejado a estándares internos altos.
  • La proclamación debe coincidir con la productividad (No puedes declarar lo que no produces, lo que declaras tiene que ser ratificado)
  • Verticalidad en todas las áreas de actividad.
  • Y, por último, pero no menos importante, “Meditad en vuestros caminos”. Esta expresión denota tres premisas:
  • El hombre teniendo entendimiento de su propia parte interna.
  • El hombre extrayendo de lo interno la base de todo lo que hace.
  • La necesidad de colocarlos en un lugar ordenado.

 Podríamos decir entonces que, meditad en vuestros caminos tiene que ver con colocar en un lugar adecuado los principios del hombre interior que determinan la naturaleza de su jornada.

Se trata de un nuevo enfoque, una nueva actitud, estar convencido de algo nuevo.

“¡Quién diera que tuviese tal corazón, que me temiesen y guardasen todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre!”

Dt. 5:29

En realidad, ¡en el corazón está la riqueza de toda la vida!

 Ahora bien, un corazón sin ser probado no podrá lograr lo que soñó. Al cambiar el corazón y ser acrisolado, la visión cambia. Es allí cuando empiezas a ver como el clima se mueve a tu favor. De esto, quiero hablarte en la próxima entrega.

Francisco Flores S.
Presidente FVN-EGLR.

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