En la entrega anterior, compartimos acerca de la importancia de tener un corazón regulado. Expuse la diversidad de significados del corazón, porque, lejos de tratar un rasgo estrictamente sentimental, la idea es que logremos verlo como el fundamento para el desarrollo de nuestras vidas. Por ello describí que corazón también significa tus decisiones, tu coraje, espíritu, valor, voluntad, entre otras definiciones. Por tanto, cuando hablo de regular el corazón, todos estos conceptos, que veíamos o tratábamos aislados, forman parte de tu centro o núcleo de acción.

En tal sentido, nuestras acciones exponen nuestro corazón, definen nuestra sustancia. Ahora bien, la realidad (que arremete contra el orden de las cosas) es que las condiciones externas o el clima de los fuertes días que transitamos como individuos y como país, mantiene cautiva nuestra visión, rigiendo nuestro corazón. Y esto, pareciera no estar bien, porque el orden ha sido alterado, pero estoy seguro que a nuestro favor.

“Un corazón sin ser probado no podrá lograr lo que soñó”. ¿Cómo se purifica un metal si no pasa por el crisol? ¿Cómo mantener la vida del embrión si la naturaleza del cuerpo de la mujer no hace lo propio en su vientre?

Dentro de las diversas cualidades que como individuos podemos tener o carecer, existe una fundamental que debemos activar y es, el valor. Si, valor para regular nuestro corazón, para regular nuestra voluntad, nuestras decisiones. Valor para aceptar el miedo por tanta oscuridad, pero con la certeza de que consiste en un proceso que viene para acrisolarnos.

Desarrollaremos la habilidad de cambiar el llanto y la tristeza por canto y alegría, cuando transformemos la percepción de lo oscuro y negativo en oportunidad para refinar nuestras estructuras internas.

Como individuos, como venezolanos, estamos en un proceso que nos permite una oportunidad de transformación, de renovación. Tan solo implica el valor y el compromiso por parte de cada uno de nosotros con nosotros mismos. Requiere remover sistemas de pensamiento estériles y patrones de conducta Así como rescatar el norte de nuestros hogares, reformas y actualizaciones en la orientación educativa hacia nuestros hijos.

Son procesos en los que, creo, que es Dios buscando vasos, vidas, estructuras fuertes. Vinos nuevos en copas nuevas.

Las estructuras o corazones fuertes, no se crean con ir a misa, ni haciendo actividades benéficas. Debe haber un sistema de educación para crearlas en las mentes y en los corazones. Por ejemplo, la única forma de crear estructuras fuertes en nuestros hijos es que ellos entiendan la necesidad de ellas.

La historia nos revela la vida de grandes hombres, de grandes pueblos y sus transiciones y lecciones. Por ejemplo, cómo olvidar la historia de la travesía del pueblo de Israel, sus años en un desierto, recibiendo la comida racionada, siendo afligidos y humillados. Sin embargo, no entendían que tan solo necesitaban voltear su mirada a Dios. Pero, cuanta dureza se hallaba en sus corazones.

Era un tiempo de liderazgos, acompañados por grandes acontecimientos y milagros. Abrían mares en dos, convertían varas en serpientes, se les guiaba por columnas de fuego, les caía la comida del cielo. Otro personaje, el gran Sansón, que con una quijada de burro mató a cientos de hombres, con una fuerza tan enorme que solo él pudo enfrentarse a todo un ejército. Así también, el gran Elías, que entró en un torbellino de fuego. Realmente, muchos de estos grandes hombres destacaban por los milagros que les seguían.

Todos ellos tuvieron sus glorias y sus momentos. Pareciera que esto hiciera más sencillo el proceso de lograr metas, ambiciones y transformaciones. Héroes de la historia que contaron con guardar bajo la manga una carta sobrenatural a su entera disposición. Pero, definitivamente no es nuestro caso. No abriremos mares, ni entraremos en torbellinos de fuego. Solo somos y seremos hombres y mujeres comunes y corrientes, tratando de capturar un destello divino de lo que podemos y debemos hacer para salir a buscarlo con todo nuestro corazón.

Un corazón probado, purificado, entendido del significado de su historia. Donde lo corrompido nunca ganará espacio en él y enseñado de que su confianza no radica en sus destrezas naturales, ni en su inteligencia y capacidad para pelear y, mucho menos, en alguna dimensión de poder personal. Este corazón, es el que nos puede garantizar la capacidad de encauzar el clima de la tierra.

Francisco Flores S.
Presidente FVN-EGLR.

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